jueves, 17 de noviembre de 2011

Evangelio del día (Calendario Tradicional) - 17 de noviembre de 2011

Mc 11,22-24

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Continuación del Santo Evangelio según San Marcos (XI, 22-24)

Biblia versión Nacar-Colunga
 
(22) Y respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios.  (23)  En verdad os digo que si alguno dijere a este monte: Quítate y arrójate al mar, y no vacilare en su corazón, sino que creyere que lo dicho se ha de hacer, se le hará.  (24)  Por esto os digo, todo cuanto orando pidiereis, creed que lo recibiréis y se os dará.
Laus Tibi, Christe


Biblia versión Torres Amat

Mar 11:22  Y Jesús tomando la palabra, les dijo: Tened confianza en Dios.
Mar 11:23  En verdad os digo, que cualquiera que dijere a este monte: Quítate de ahí, y échate al mar, no vacilando en su corazón, sino creyendo que cuanto dijere se ha de hacer, así se hará.
Mar 11:24  Por tanto, os aseguro, que todas cuantas cosas pidiereis en la oración, tened fe de conseguirlas, y se os concederán.

Biblia versión Jünemann


(22) Y, respondiendo Jesús, díceles: «¡Tened fe de Dios!  (23)  En verdad os digo: que quien dijere a este monte: «Alzate y arrójate en la mar», y no vacilare en su corazón, sino creyere que lo que habla, se hace, le será.»  (24)  «Por esto dígoos: todo cuanto orareis y pidiereis, creed que lo habéis recibido y seráos.

Biblia Vulgata (latín)


(22)  et respondens Iesus ait illis habete fidem Dei  (23)  amen dico vobis quicumque dixerit huic monti tollere et mittere in mare et non haesitaverit in corde suo sed crediderit quia quodcumque dixerit fiat fiet ei  (24)  propterea dico vobis omnia quaecumque orantes petitis credite quia accipietis et veniet vobis

Comentario
CATENA AUREA de Santo Tomás de Aquino



Marcos 11:19-26 


Así que se hizo tarde, se salió de la ciudad. La mañana siguiente, repararon los discípulos al pasar que la higuera se había secado de raíz. Con lo cual, acordándose Pedro de lo sucedido, le dijo: "Maestro, mira cómo la higuera que maldijiste se ha secado". Y Jesús tomando la palabra, les dijo: "Tened confianza en Dios y obraréis también estas maravillas. En verdad os digo que cualquiera que dijera a este monte: Quítate de ahí y échate al mar, no vacilando en su corazón, sino creyendo que cuanto dijere se ha de hacer, así se hará. Por tanto os aseguro que todas cuantas cosas pidiereis en la oración, tened viva fe de conseguirlo, y se os concederán sin falta. Mas al poneros a orar, si tenéis algo en contra de alguno, perdonadle el agravio, a fin de que vuestro Padre, que está en los cielos, también os perdone vuestros pecados. Que si no perdonáis vosotros, tampoco vuestro Padre celestial os perdonará vuestras culpas, ni oirá vuestras oraciones". (vv. 19-26)

Pseudo-Jerónimo
Dejó el Señor las tinieblas en el corazón de los judíos, y llevó la luz a otra ciudad benévola y obediente. "Así que se hizo tarde, salió de la ciudad", etc. Pero, si se puso, también salió el sol, y su luz, nublada para los escribas, lució para los apóstoles. Por esto vuelve a la ciudad. "La mañana siguiente notaron los discípulos (yendo a la ciudad), que la higuera se había secado de raíz".

Teofilacto
Este milagro fue tanto más grande, cuanto que era un árbol robusto y lleno de lozanía. Así, pues, aunque dice San Mateo que se admiraron los discípulos de ver cómo se había secado de repente aquella higuera, no es de extrañar que San Marcos diga que fue a la mañana siguiente cuando vieron los discípulos que estaba seca. Puesto que no dice San Mateo que lo vieron en el acto, puede entenderse que lo vieron a la mañana siguiente.

San Agustín, de consensu evangelistarum, 2,67
Se debe creer que no se secó el árbol cuando lo vieron los apóstoles, sino inmediatamente después que fue maldito, y que no lo vieron secarse, sino que seco, por lo que conocieron que se había secado al punto a la voz de Dios.

Pseudo-Jerónimo
La higuera, seca hasta en sus raíces, es la sinagoga desde Caín y de todos los demás a quienes se pide cuenta de la sangre derramada desde la de Abel hasta la de Zacarías.

Beda
Quedó seca la higuera hasta la raíz para mostrar que esta nación infiel no debía ser corregida en todo ni en parte por incursiones de extranjeros, ni librada por la penitencia, como sucede con frecuencia, sino herida de eterna condenación. O bien: seca hasta la raíz, para manifestar que quedaba privada de auxilio divino en lo interior, como del humano en lo exterior. Porque perdió la vida del cielo, como la patria de la tierra.

Pseudo-Jerónimo
San Pedro conoció lo que era esta higuera seca y sin raíz, a la que reemplazó la hermosa y fértil elegida por el Señor. "Con lo cual, acordándose Pedro, le dijo: Maestro, mira cómo la higuera que maldijiste se ha secado".

San Juan Crisóstomo
La admiración de Pedro y de los otros discípulos nacía de su fe imperfecta, puesto que este prodigio no era nada para Dios, y como no conocían bien su poder, hizo su ignorancia que se asombraran de este modo. "Y Jesús, tomando la palabra, les dijo: Tened confianza en Dios; en verdad os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate de ahí, y échate al mar, no vacilando en su corazón, así se hará", etc. Es como si dijera: No sólo podrá secar un árbol, sino mudar de asiento a un monte con el imperio de su voz.

Teofilacto
Admiremos la misericordia divina, que nos comunica, cuando nos acercamos a Dios por la fe, el poder de hacer milagros, que por naturaleza tiene, hasta el punto de cambiar de lugar a los montes.

Beda
Los gentiles, que escribieron mal contra la Iglesia, suelen reprocharnos el no haber podido transportar nunca los montes por no tener plena fe en Dios. A esto debemos contestar que no está escrito todo lo que se ha hecho en la Iglesia, como testifica la historia de los hechos del mismo Cristo. Si la necesidad lo hubiera exigido, se hubiera hecho, conforme a lo que leemos en la vida de San Gregorio Taumaturgo, quien por la oración hizo que se retirase un monte, dejando el espacio necesario para la iglesia que quería construir.

San Juan Crisóstomo
O de otro modo: así como la higuera no se secó por causa suya sino que fue una figura de Jerusalén, que había de acabar en la ruina, y una demostración del poder de Cristo, así también debemos tomar como una figura la promesa acerca del monte: para alguien y de algún modo moverlo no será imposible, de acuerdo a lo prometido por el Señor.

Pseudo-Jerónimo
Siendo, pues, Cristo, la piedra que se desgaja del monte, sin que ninguna mano la mueva (Dan_2:34), es arrancado y lanzado al mar cuando dicen los apóstoles con verdad: Nos vamos a predicar a los gentiles, ya que vosotros mismos os juzgáis indignos de oír la palabra de Dios (Hch_13:46).

Beda
O bien: porque bajo el nombre de monte se indica al diablo por su soberbia, es arrancado este monte de la tierra a la voz de los que son fuertes en la fe, y lanzado al mar cuando, predicando los santos doctores la palabra de Dios, se arroja al espíritu inmundo del corazón de los predestinados a la vida. Entonces le es permitido ejercer su furiosa tiranía en los turbados y desconsolados corazones de los infieles, en los que se ensaña con tanta más crueldad, cuanto mayor es su sentimiento por no haber podido dañar a los primeros. "Por tanto os aseguro -continúa- que todas cuantas cosas pidiereis en la oración, tened viva fe de conseguirlas", etc.

Teofilacto
El que cree por su afecto, eleva sin duda su corazón a Dios, se une a El, y en el fervor de su corazón, halla la prueba de haber alcanzado lo que pedía. Todo el que lo haya experimentado lo comprenderá ciertamente, y deben experimentarlo los que tienen la medida y el modo de la fe, porque dice el Señor que recibiremos todo lo que pidamos con fe. Y el que cree que están sus destinos en manos de Dios, si se lo pide con lágrimas y abrazando en la oración sus divinos pies con el pensamiento, debe conseguir lo que le pida en justicia. ¿Queréis alcanzar de otro modo lo que pedís? Pues perdonad a vuestro hermano lo que haya hecho contra vosotros. "Mas al poneros a orar -dice- si tenéis algo en contra de alguno", etc.

Pseudo-Jerónimo
San Marcos reduce a una sola las siete peticiones de la oración dominical, porque aquél, cuyos pecados todos han sido perdonados, ¿qué podrá pedir sino la perseverancia en lo que ha obtenido?

Beda
Es de notar la diferencia que hay entre los que ruegan: unos, que tienen la fe perfecta, que obra por el amor, y que pueden trasladar, orando y también mandando, los montes espirituales, como hizo Pablo con el mago Elima (Hch 13); otros que no pueden subir a tan alta perfección, y que por lo mismo deben pedir el perdón de sus pecados. Esto lo conseguirán si antes han perdonado a los que les hayan ofendido, pues de otro modo, no sólo no conseguirán con su oración las virtudes, sino tampoco el perdón de sus culpas. "Que si no perdonáis vosotros, tampoco vuestro Padre celestial os perdonará vuestras culpas".

Glosa
¡Aterradoras palabras!

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