miércoles, 2 de noviembre de 2011

Evangelio del día (Calendario Tradicional) - 2 de noviembre de 2011

Jn 5,25-29

+ Continuación del Santo Evangelio según San Juan (V, 25-29)

Biblia versión Nacar-Colunga

(25)  En verdad, en verdad os digo que llega la hora, y es ésta, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la escucharen vivirán.  (26)  Pues así como el Padre tiene la vida en sí mismo, así dio también al Hijo tener vida en sí mismo,  (27)  y le dio poder de juzgar, por cuanto El es el Hijo del hombre.  (28)  No os maravilléis de esto, porque llega la hora en que cuantos están en los sepulcros oirán su voz  (29)  y saldrán: los que han obrado el bien, para la resurrección de la vida, y los que han obrado el mal, para la resurrección del juicio.

Laus Tibi, Christe


Biblia versión Torres Amat

Jua 5:25  En verdad, en verdad os digo, que viene tiempo, y estamos ya en él, en que los muertos oirán la voz o la palabra del Hijo de Dios; y aquellos que la escucharen revivirán;
Jua 5:26  porque así como el Padre tiene en sí mismo la vida; así también ha dado al Hijo el tener la vida en sí mismo,
Jua 5:27  y le ha dado la potestad de juzgar en cuanto es Hijo del hombre.
Jua 5:28  No tenéis que admiraros de esto, pues vendrá tiempo en que todos los que están en los sepulcros oirán la voz del Hijo de Dios;
Jua 5:29  y saldrán los que hicieron buenas obras a resucitar para la vida eterna; pero los que las hicieron malas, resucitarán para ser condenados.

Biblia versión Jünemann
(25) En verdad, en verdad dígoos que viene la hora y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que hubieren oído, vivirán.  (26)  Pues, así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también al Hijo dio vida tener en sí mismo;  (27)  y potestad dióle de juicio hacer, porque Hijo de hombre es.  (28)  No os maravilléis de esto, porque viene la hora en que todos los en los monumentos oirán la voz de él;  (29)  y saldrán fuera los que lo bueno han hecho, a resurrección de vida; los que lo malo han hecho, a resurrección de juicio.

Biblia Vulgata (latín)

(25)  amen amen dico vobis quia venit hora et nunc est quando mortui audient vocem Filii Dei et qui audierint vivent  (26)  sicut enim Pater habet vitam in semet ipso sic dedit et Filio vitam habere in semet ipso  (27)  et potestatem dedit ei et iudicium facere quia Filius hominis est  (28)  nolite mirari hoc quia venit hora in qua omnes qui in monumentis sunt audient vocem eius  (29)  et procedent qui bona fecerunt in resurrectionem vitae qui vero mala egerunt in resurrectionem iudicii

Comentario
CATENA AUREA de Santo Tomás de Aquino



Juan 5:25-26 

"En verdad, en verdad os digo: que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oyeren, vivirán. Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también dio al Hijo el tener vida en sí mismo". (vv. 25-26)

San Agustín, in Ioannem tract., 23.
Podría decir alguno: si el Padre da vida al que cree en El, ¿de qué sirves tú? ¿No das vida? Pero sépase que el Hijo da vida a los que quiere. Por esto dice: "En verdad, en verdad os digo que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios y los que la oyeren, vivirán".

Crisóstomo in Ioannem hom. 38.
Como dice: "Que viene la hora", para que no se crea que pasará mucho tiempo, añadió: "Y ahora es". Y así como en la futura resurrección resucitaremos en cuanto oigamos la voz del que lo manda, así sucedió entonces.

Teofilacto.
Mas dijo esto refiriéndose a aquéllos que había de resucitar de entre los muertos, esto es, la hija del jefe de la sinagoga, al hijo de la viuda, y a Lázaro.

San Agustín, in Ioannem tract., 22.
Y para que no se crea que al decir "pasó de la muerte a la vida" entendamos esto respecto de la resurrección final, y queriendo manifestar cómo pasa el que cree, añadió: "En verdad, en verdad os digo: que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán". No dijo que viven y oyen, sino que resucitarán cuando oigan. ¿Y qué quiere decir que oirán, sino que obedecerán? Porque los que creen y obran según la verdadera fe viven y no están muertos, mas los que o no creen, o creen viviendo mal, no teniendo caridad, más bien deben considerarse como muertos. Y sin embargo, aun se trata ahora de esta época, que es la misma que habrá de durar hasta el fin del mundo, como dice San Juan: "Esta es la hora novísima" (Jua_1:2-18).

San Agustín, de verb. Dom. serm., 64.
Cuando los muertos (esto es, los infieles) oigan la voz del Hijo de Dios (esto es, el Evangelio), los que la oigan (esto es, los que la obedecieron) vivirán (esto es, se justificarán y ya no serán infieles).

San Agustín, in Ioannem tract., 22.
Mas preguntará alguno: ¿tiene el Hijo vida, de la que vivan los que creen? La tiene. Oye lo que dice El mismo: "Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también dio al Hijo tener vida en sí mismo". Por lo que su vivir es suyo propio, no lo toma de otro. No es ajeno, no es prestado, como el que participa de la vida, que no es otra cosa más que El mismo; sino que tiene vida en sí, y El es esa misma vida. Mucho más adelante: ¿qué es tu alma, no la tenías muerta? Oye al Padre por medio del Hijo: levántate para que recibas vida en El, la cual no tienes en ti. El Padre es por lo tanto quien te vivifica. El Hijo también te vivifica porque tiene vida en sí mismo, y ésta es la primera resurrección. Y otra vez más adelante: "Mas esta vida que tienen el Padre y el Hijo, pertenece a tu alma; porque el cuerpo no conoce aquella vida de sabiduría, sino el alma racional".

San Hilario, De synodis defin. 6.
Encerrados los herejes en los testimonios de las Sagradas Escrituras, conceden tan sólo que el Hijo sea igual al Padre únicamente en el poder, pero no en la naturaleza; no comprendiendo que la semejanza en el poder procede de la semejanza de la naturaleza. Y nunca sucede que la naturaleza inferior se una con otra naturaleza superior más poderosa que ella. Mas no puede negarse que el Hijo de Dios pueda hacer lo mismo que hace el Padre, porque El mismo ha dicho que lo mismo que hace el Padre esto hace el Hijo. Y a la igualdad del poder sucede la igualdad de la naturaleza, cuando dijo: "Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también dio al Hijo tener vida en sí mismo". El significado de la naturaleza y la esencia está en la vida, que así como se tiene, así se enseña que es dada para tenerla. Y que hay vida en uno y otro, lo demuestra la esencia de uno y de otro. Y la vida que se engendra como vida -esto es, la esencia que nace de la esencia-, mientras no nace de un modo diferente -esto es, cuando nace una vida de lo que es vida-, tiene en sí la naturaleza identidad de origen.

San Agustín, De Trin., 15,27
Se entiende, pues, que el Padre dio la vida al Hijo cuando ya existía, no sin vida. Porque como lo engendró en la eternidad, la vida que el Padre dio al Hijo engendrándole, es coeterna con la vida de Aquél que la dio.

San Hilario, De Trin. 1,7
Porque ha nacido del viviente como viviente es que se produce el efecto del nacimiento sin novedad en la naturaleza. Pues no es algo nuevo lo que se engendra del que vive como vivo, porque la vida no se suscita de la nada para que se dé el nacimiento, y la vida que recibe de la vida su nacimiento ha de vivir necesariamente en el viviente y ha de tener en sí como vivo al viviente, a causa de la unidad de naturaleza y del misterio de su nacimiento inefable y perfecto. Y ciertamente la fragilidad de la naturaleza humana se forma con elementos distintos y se mantiene unida para vivir con elementos inanimados. Por otro lado, lo que en ella es concebido no vive inmediatamente, ni vive por entero siendo partícipe de la vida, pues hay muchas cosas que se separan por entero antes de haber crecido sin darse cuenta. Pero todo cuanto hay en Dios vive, pues Dios es la vida, y de la vida no puede salir nada más que lo vivo.

San Agustín, in Ioannem tract. 22
Luego, cuando se dice: "Dio al Hijo", es lo mismo que si se dijese engendró al Hijo, porque dio engendrando. Y así como le concedió el que existiese, así le concedió que fuese vida en sí mismo, para que no la necesitase de ninguna otra parte, sino que El mismo fuese la plenitud de la vida de donde pudiesen vivir los que creyesen mientras vivieren. ¿Qué diferencia hay entre Aquél que la dio y Aquél que la recibió?

Crisóstomo in Ioannem hom. 38
Véase aquí la semejanza, manifestando la diferencia en uno solo. Porque cuando existe éste, existen el Padre y el Hijo.

San Hilario, De synodis defin. 6
Hay diferencia entre la persona que recibe y la que da, porque no puede entenderse que sea uno mismo el que diera y el que recibiera. Porque uno vive para sí y otro confiesa que vive por el que le ha dado vida.

Juan 5:27-29 


"Y le dio poder de hacer juicio, porque es Hijo del hombre. No os maravilléis de esto, porque viene la hora, cuando todos los que están en los sepulcros oirán la voz del Hijo de Dios. Y los que hicieron bien, irán a resurrección de vida; mas los que hicieron mal, a resurrección de juicio". (vv. 27-29)

Teofilacto
No solamente concedió el Padre al Hijo el poder de dar vida, sino que también pueda juzgar. Por esto dice: "Y le dio poder de hacer juicio".

Crisóstomo. in Ioannem hom. 38
¿En obsequio de quién se hace esto constantemente? Me refiero al juicio, a la resurrección y a la vida, porque todo esto es lo que puede conducir a la fe al oyente más rebelde. Porque el que vive persuadido de que resucitará y dará al Hijo la satisfacción de aquellas faltas que cometió, aunque no viere alguna otra señal, andará mirando este signo, procurando hacerse bueno ante el juez. Prosigue: "Porque es Hijo del hombre. No os admiréis de esto". Mas Pablo de Samosata lo dice de este modo: "Le dio potestad de hacer juicio, porque es hijo del hombre". Pero en esto, dicho así, no hay lógica alguna, pues no recibió la facultad de juzgar por ser hombre. Porque entonces, ¿quién puede prohibir que todos los hombres sean jueces? Pero como el Hijo de Dios es inefable, por tanto es juez. Y así, cuando se lee: "porque es Hijo del hombre, no os maravilléis de esto". Además, como parecía que para los que oían estas cosas servía de dificultad lo que se les explicaba porque no creían que Jesucristo fuese más que un puro hombre y las cosas que se les decía eran superiores a lo que alcanza la esfera humana y aun a la de los ángeles, pues eran propias de sólo Dios, queriendo deshacer esta duda dijo: "No os maravilléis de esto" porque es Hijo del hombre. Y añade la causa por qué no debe llamar la atención, diciendo: "Porque viene la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán la voz del Hijo de Dios". Y ¿por qué no dijo: 'No os maravilléis, porque es Hijo del hombre; y en efecto, es el mismo Hijo de Dios?' Y así habló de la resurrección -como explicando la acción que es propia de Dios-, dando a los oyentes motivo para discutir que era Dios e Hijo de Dios. En efecto, quienes confunden los argumentos, cuando discutiendo las partes demostraren claramente lo que se busca, en muchas ocasiones no llevan a la conclusión. Pero obteniendo mejor victoria, abandonan a aquel que contradice, para que se decida la cuestión en favor de ellos. Por tanto no habló del juicio el que recordaba la resurrección de Lázaro, porque Lázaro no resucitó para el juicio. Por esto sigue: "Y los que hicieron bien, irán a la resurrección de vida: mas los que hicieron mal a resurrección de juicio". Y como antes había dicho: "El que oye mi palabra y cree en Aquél que me envió, no viene a juicio", para que no crea alguno que es bastante para salvarse el tener fe, añadió aquí sobre la vida diciendo: "Y los que hicieron bien... y los que hicieron mal".

San Agustín, ut supra
Como el Verbo estaba en Dios desde el principio, recibió de Dios el tener vida en sí mismo, pero como el Verbo se hizo carne, tomándola de la Virgen María, una vez hecho hombre era también Hijo del hombre. Y como era Hijo del hombre recibió poder de juzgar, lo cual se verificará al fin del mundo. Dios, por tanto, resucita las almas por medio de Jesucristo, Hijo de Dios, y resucita a los cuerpos por medio del mismo, en cuanto es Hijo del hombre. Por esto añade: "Porque es Hijo del hombre", pues en cuanto Hijo de Dios, siempre la ha tenido.

San Agustín, de verb. Dom. serm., 64.
Mas a juzgar vendrá con forma humana, y juzgará aquella forma que fue juzgada. Se sentará como juez el que fue sometido a un juez. Condenará a los verdaderos reos el que falsamente fue considerado como reo, y será muy justo para que los que han de ser juzgados conozcan la justicia, porque serán juzgados los buenos y los malos. Faltaba que en el juicio apareciese en la forma de siervo para los buenos y para los malos, y que la forma de Dios la guardase únicamente para los buenos. Por tanto, bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

San Agustín, in Ioannem tract., 22.
Y todos aquéllos que fundaron alguna secta o religión falsa, no podrán negar la resurrección de las almas (en virtud de la que serán mejores, o de malas se convertirán en buenas), aunque muchos hayan negado la resurrección de la carne. Y si tú, Señor Jesús, no nos lo hubieres enseñado, ¿qué razón presentaríamos a los que la impugnan? Para demostrarla añadió: "No os maravilléis de esto". Esto es, de que haya dado potestad al Hijo del hombre para que juzgue: "Porque viene la hora", etc.

San Agustín, De verb. Dom. 62.
Y aquí no añade: "Y ahora es", porque esta hora llegará al fin del mundo. Digo que no os maravilléis porque he dicho conviene que los hombres sean juzgados por un hombre. Pero ¿a qué hombres? No sólo a los que encuentre vivos, pues añade: "Viene la hora, cuando todos los que están en los sepulcros oirán la voz del Hijo de Dios".

San Agustín, in Ioannem tract., 22.
¿Qué cosa más evidente? Los cuerpos están en los sepulcros, pero no las almas. También antes cuando dijo: "Viene la hora", y cuando añade "y ahora es", dijo a continuación: "Cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios". No dijo todos los muertos. Quiso referirse únicamente a los muertos malvados, porque no todos los inicuos obedecen al Evangelio. Mas al fin, todos los que están en los sepulcros oirán su voz y saldrán. No quiso decir: y vivirán, como había dicho antes cuando quiso que se comprendiera la vida eterna y bienaventurada, la cual no podrán alcanzar todos los que salen de los sepulcros. Has recibido, en verdad, el poder de juzgar porque eres Hijo del hombre. Resucitarán los cuerpos; sobre el mismo juicio di algo y escucha esto: "Y los que hicieron bien, irán a la resurrección de la vida", esto es, a vivir con los ángeles del Señor, "mas los que hicieron mal, a resurrección de juicio". Aquí se dice juicio en lugar de pena.

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