jueves, 17 de marzo de 2011

Encuentro del Martes 8 de Marzo 2011 - Kerigma: Amor de Dios y Pecado

KERIGMA CATOLICO

Antes de comenzar a hablar del Amor de Dios, del pecado del Hombre, de Jesucristo Nuestro Señor, Salvador y Cristo, de la Fe y la Conversión, del Espíritu Santo, y de la Iglesia Católica Apostólica Romana (Única, Una y Santa fundada por Jesucristo), conviene comenzar por respondernos si Dios existe (¿es demostrable?).
En Rom. 1,20 el Apóstol San Pablo nos dice: "Lo invisible de Dios se hace comprensible y visible por lo creado".
Santo Tomás de Aquino, doctor de la Iglesia, el Doctor Angélico, nos enseña que una "causa" es absolutamente previa a cualquier cosa, y el "efecto" se nos presenta mas evidente que la "causa"; por el "efecto" llegamos a conocer la "causa".
En cuanto a la existencia de Dios cuando en sí misma no se nos presenta como evidente, en cambio si es demostrable por los efectos con que nos encontramos. Santo Tomás nos dice que la existencia de Dios la podemos probar de cinco maneras o por cinco vías:

1º) Movimiento.
2º) Causa Eficiente.
3º) Lo Posible y lo Necesario.
4º) La Jerarquía de Valores.
5º) El Ordenamiento de las cosas

El Sacrosanto Concilio de Trento nos recuerda que el Hombre por sus solas fuerzas no puede alcanzar la verdadera sabiduría ni los medios necesarios para su salvación; esas cosas sobrepujan la inteligencia humana, por lo que Dios quizo a través de manifestaciones a sus santos que las llegaramos a conocer por la Fe.

Si bien nuestras fuerzas naturales no nos alcanzan para comprender las verdades reveladas por Dios, éstas verdades no pueden ser contrarias a nuestra razón cuando es recta, y libre de errores y de pasiones.
Ahora que racionalmente podemos estar convencidos de la existencia de Dios, podemos adelantar que Dios es un Ser en plenitud, simple, perfecto y bondadoso; Dios es la causa primera de todas las cosas, es puro acto, no tiene deficiencias. Por ser simple será distinto de todas las criaturas. Por ser perfecto abarcará todas las perfecciones. Y por ser bondad es la causa fuente, el origen de todo bien.

¿ Y cómo se alcanza la Fe? Dios nunca desde el principio del mundo desamparó a los suyos; antes bien muchas veces y de varios modos habló a los padres por los profetas y según la condición de los tiempos les mostró el Camino seguro para la eterna felicidad, hasta que hubo de consumarse la plenitud de los tiempos con el advenimiento de Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios, engendrado, no creado, consubstancial al Padre, quien vino a enseñar la Fe que después divulgaron los Apóstoles y sus legítimos sucesores bajo el Primado de Pedro.
Al consumarse la plenitud de los tiempos Dios mismo, por medio de Su Hijo, nos habló para que todos le oyesen y obedeciesen los Mandamientos de Dios.

¿Cómo nace la Fe en el Hombre? A través del oído (Rom. 10), es decir a través de lo predicado.

Sin Fe es imposible agradar a Dios. La Fe es una virtud con la cual asentimos firmemente las cosas que Dios ha revelado. Los Apóstoles fueron testigos de los hechos, las enseñanzas, la majestad, y la divinidad de Jesucristo, y que por su predicación nosotros creemos.

AMOR DE DIOS. CREACIÓN.- Jesús, el Divino Redentor del género humano, nos enseñó que Dios es Padre. Dios Padre es la primera persona de la Santísima Trinidad (Dios). A esa primera persona de tres, puede llamársela "Padre" en un sentido general, y en un sentido particular. En un sentido general porque es el Creador y quien gobierna todas las cosas. Pero en el Nuevo Testamento, en la nueva y definitiva Alianza entre Dios y el Hombre hasta el fin de los tiempos, Jesucristo nos revela a Dios como Padre, porque por su infinita caridad, a los católicos quizo que fueramos sus hijos, y que como hijos también herederos, para que por toda la eternidad podamos gozar de la visión beatífica.

Sea por la creación y providencia, ó, sea por la espiritual adopción los católicos creemos que Dios es Padre.

Dios Padre es Todopoderoso, no hay ni puede pensarse cosa alguna que Dios no pueda hacer, tiene ciencia de todas las cosas, y todas las cosas están sujetas a su poderío e imperio. También el Hijo y el Espíritu Santo son Todopoderosos, pues son consubstanciales al Padre.

Dios creó los cielos y la tierra. Creó el mundo de la nada. " Porque Él dijo e las cosas fueron hechas, Él mandó y luego fueron creadas". Dios creó de la nada la naturaleza espiritual y ángeles innumerables.

PECADO DEL HOMBRE.- Aunque todos los ángeles fueron dotados de celestiales dones, muchísimos desertaron; Dios no perdonó a éstos ángeles. Los derrivó y los encerró en el Infierno.

Ultimamente Dios formó al Hombre del lodo de la tierra, inmortal e impasible, no por naturaleza sino por beneficio divino; formó el alma a su imagen y semejanza, le dió la justicia original, y quizo que presidiese sobre los animales.

Mas el estado de felicidad con que Dios creó al Hombre no duró mucho, porque al haberse apartado Adam de la obediencia de Dios, quebrantando el mandamiento de no comer el fruto del árbol prohibido, cayó, y perdió la santidad y la justicia, y quedó sujeto a los demás males.

Y así el pecado como su pena derivó a su descendencia, a su posteridad, por lo que todos los hombres, somos pecadores y reos de muerte.

Todo el mal, todo el pecado tiene en éste mundo de alguna forma raíz diabólica, pues es por la envidia del diablo que entro la muerte en el mundo; el demonio es un ángel, el gran ángel caído, que no pudiendo nada contra Dios, enviste contra la creación visible, y contra su jefe administrador el Hombre, buscando que toda criatura se rebele contra el Creador.

La historia humana fue ayer y es hoy un eco de aquella inmensa batalla en el cielo cuando el Arcángel Miguel y sus ángeles vencieron al demonio y lo expulsaron, arrojándole a la Tierra. En ella se puso a perseguir a los Hombres para su perdición. Que nos quede claro, el pecado y la rebeldía contra Dios
comenzaron en el mundo espiritual. Pero ¡Ay del mundo! porque el diablo ha bajado a la Tierra, y grande es su furor al saber que le queda poco tiempo. Y sobretodo está enojado con la Iglesia Católica, contra los católicos que cumplen los Mandamientos de Dios y guardan el mensaje de Jesús.

Por el pecado original nacemos hijos de ira, y enemigos de Dios; por ejemplo, cuando un vasallo se rebelaba contra un príncipe, quedaba él y su descendencia desterrados. Así mismo el pecado original nos ha privado de la gracia divina.

Solamente María Santísima tuvo el privilegio, según la pia y común sentencia de los Santos Padres, de ser exenta de la mancha del pecado original. Es cierto que fue siempre inmune de todo pecado actual: tal es el sentir de la Iglesia como declaró el Sacrosanto y Ecuménico Concilio de Trento (Sess. 6 Can. 23)

Por lo demás todos nosotros, los demás Hombres, nacemos infectados por el pecado original, por el pecado de Adam, en pena de lo cual tenemos ofuscada la inteligencia para conocer la verdad eterna, y tenemos la voluntad inclinada al mal.

En cuanto al pecado actual que cometemos, hay que distinguir el mortal del venial. El pecado grave se llama mortal, porque da muerte al alma y le asegura la sepultura en el Infierno. ¿ Y que penas hay en el Infierno? Todas. Allí el condenado ha de estar penando en un mar de fuego, atormentado con todo género de suplicios, desesperado y abandonado de toso por toda la eternidad. El pecado mortal es un rechazamiento de Dios, es un desprecio que se hace de Dios, una afrenta contra la Divina Majestad. Es decirle a Dios: Señor, no te
serviré ( "Non serviam").

Atiéndase empero, que para constituir pecado mortal son necesarias tres circunstancias:

1º) Que haya plena advertencia de lo que se comete.
2º) Que haya perfecto consentimiento.
3º) Que la materia sea grave.

Faltando una de estas tres circunstancias el pecado no es mortal sino venial, no da muerte al alma pero la hiere.

Santa Catalina de Génova tuvo la gracia de una revelación en la que Dios le mostraba toda la fealdad de un pecado venial, y estaba sorprendida de no haber caído muerta al contemplar tanto horror.

Cuanto más pecados veniales comete el Hombre, mas su alma enflaquese, cobra mas fuerza sobre ella el demonio, y recibe de Dios menos auxilios divinos.

Es imposible al Hombre salvarse por sus solas fuerzas, no basta ser un "buen tipo" "una buena persona" para ir al Cielo a lo sumo eso salvará de la cárcel o de la horca. Las Sagradas Escrituras contienen innumerables citas de ésta cuestión, véase por ejemplo Gen.2,16; Rom. 5,19; Sal 143,2; Rom. 6,23; Sal. 49,8; Sal. 51, 7; Jn.15,5; Hc. 4,12; Jn. 14,6.

El Sacrosanto y Ecuménico Concilio de Trento dispuso que si alguno afirmase que el pecado de Adám, que es uno es su origen, y que es transfundido en todos por la propagación, no por imitación, se hace propio en cada uno, se puede quitar por las solas fuerzas de la naturaleza humana... sea excomulgado.

Siguiendo a San Alfonso de Ligorio, Doctor de la Iglesia en su libro Preparación para la Muerte, en el capitulo 15 nos dice:

" El pecador injuria, deshonra a Dios, y además, en cuanto es de su parte, le colma de amargura, pues no hay amargura mas sensible que la de verse pagado con ingratitud por una persona amada y en extremo favorecida. ¿ Y a qué se atreve el pecador?... Ofende a un Dios que le creó y le amó tanto, que dió por su amor la Sangre y la vida. Y el hombre le arroja de su corazón al cometer un pecado mortal. Dios habita en el alma que le ama. << Si alguno me ama..., mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él>>
(Jn. 14, 23). Notad la expresión haremos morada. Dios viene a esa alma y en ella fija su mansión: de suerte que no la deja, a no ser que el alma la arroje de sí << No abandona si no es abandonado>> como dice el Concilio de Trento".

sábado, 5 de marzo de 2011

Poesía HEROICA FORTALEZA MILITANTE

HEROICA FORTALEZA MILITANTE

Unidos al Cuerpo Místico de Cristo,
En esta noche oscura de la historia,
Donde la luz de Dios no brilla, por las sombras
De las tinieblas en hordas desatadas.

Unidos por la Gracia de la Fe,
Sol que alumbra a las almas desterradas,
Fe que mantendremos íntegra y total,
Igual que nos ha sido revelada.

Unidos en la soledad de la Verdad,
Porque sus fieles están en retirada,
Como si fuera el tiempo de Pasión,
Porque es la Iglesia que está ahora condenada.

Protegidos por la Madre Virginal,
Van los hijos que escuchan su llamada,
Al combate viril, sólo por Dios,
En la batalla final ya desatada.

Para que el Reino de Dios llegue a nosotros,
A las Familias y a las Patrias laicizadas,
Abrazando la Cruz y el sacrificio,
Sólo así serán ellas restauradas.

Porque es lucha contra el mundo y contra sí,
Contra el enemigo infernal que desafía.
Porque es lucha interior y solitaria,
La que tiene que afrontarse cada día.

Es combate en la trinchera de la Fe,
Heroica fortaleza militante,
No ceder, no abandonarla es su estandarte,
Que significa un morir en cada instante.

Alcanzar y mantener la posición,
En esta gesta que tenemos asumida,
No depende del humano proceder,
Será por virtudes celestiales recibidas.

La defensa de la Iglesia, la dura resistencia,
La continua defección y decadencia,
El retiro de Dios y de su Gracia,
Es necesario preguntar, ¿a qué nos lleva?

¿A una rendición fatal y perentoria?
¿A un éxito buscado sin medida?
Incomprensible camino de esta vida,
Por donde Dios nos conduce a la Victoria.

Que no será como yo quiero. ¡No!
Será Pasión que del Calvario brota,
Es que al Triunfo Final que se avecina,
La debilidad lo tiene por derrota.

La Victoria que se alcanza por la Cruz,
Espanta pusilánimes miradas,
Que crean celo amargo o poca caridad,
Y es una pobre visión desacertada.

Resistir firmes y serenos en la Fe,
Es la premisa crucial para esta hora,
Porque en la sombría noche de la Iglesia,
Empieza a despuntarse ya la aurora.

¡A vencer cristianos con valor!
Que la victoria nos está asegurada.
Toca el clarín llamando a la batalla,
Donde la serpiente infernal será aplastada.

Ven pronto, Señor, te lo pedimos,
Auxilia a tus amigos de la Cruz,
Que siguiendo tu Divina Voluntad,
Y abandonándose a Ti en cuerpo y mente,
Desean la Patria Celestial,
Para vivir contigo eternamente.