domingo, 13 de noviembre de 2011

Cardenal Piacenza: «Pronto tendremos la correcta interpretación del Concilio Vaticano II»

Título: Cardenal Piacenza: «Pronto tendremos la correcta interpretación del Concilio Vaticano II»
Autor: FSSPX distrito EE. UU.
Original en inglés: Cardinal says post-conciliar Church is historically & theologically illegitimate!
Traducción: Alejandro Villarreal -nov. 2011-. Traducido y publicado aquí sin el consentimiento expreso del autor
¡Pronto tendremos la correcta interpretación del Segundo Concilio Vaticano!, se leía así en el blog de Fr. Z., del cual hemos reunido la siguiente información. El 4 de octubre, el Prefecto de la Congregación para el Clero, el Card. Piacenza, dio una plática a seminaristas de Los Angeles. El texto completo en italiano puede encontrarse en el sitio de la Congregación.
«Probablemente Uds. serán la primera generación que interpretará correctamente el Segundo Concilio Vaticano, no de acuerdo al “espíritu” del Concilio, el cual ha traído tanta desorientación a la Iglesia, sino acorde a lo que este acontecimiento conciliar realmente dijo en sus textos a la Iglesia y al mundo. ¡El Vaticano II que fue diferente a lo que se produjo en los textos ya no existe más! Es en tales textos donde encontramos la voluntad de Dios y de Su Iglesia, y es contra lo que todo debe ser medido, junto con los dos mil años de Tradición y vida cristiana.

Card. Mauro Piacenza JCD. Prefecto de la Congregación para el Clero



La renovación siempre es necesaria para la Iglesia, para la conversión de sus miembros, pobres pecadores, ¡siempre es necesaria! Pero lo que no puede ser, ni debió haber sido, ¡es una Iglesia pre-conciliar y una Iglesia post-conciliar! Si esto así fuese, la segunda -la nuestra-, ¡sería históricamente y teológicamente ilegítima!»
A continuación, nuestro comentario a esta interesante de noticia, sobre el papel del Magisterio en la Iglesia católica y el problema que se suscitó por su interpretación.
La divina institución de la Iglesia demanda una autoridad social, el Magisterio, ejercido constantemente con la predicación. Su función es proponer, con autoridad, la clarificación, siempre en el mismo sentido del depósito de la fe.
Por tanto, la Iglesia no puede ser definida, en principio, como “la Iglesia de los siete o los veinte primeros concilios ecuménicos”. Es definida, en principio, como “la Iglesia de todos los tiempos”. Esto significa que la Iglesia permanece sustancialmente inmutable en su significado, a pesar del código lingüístico por medio del cual el Magisterio otorga toda precisión de la misma verdad.
Pío XII en Humani Generis explica que el Magisterio es ejercido «en vista de una presentación más y más exacta de las verdades de fe», no en vista de una clarificación de sus propias enseñanzas. El Magisterio interpreta y clarifica las verdades divinas, pero no necesita interpretarse a sí mismo. Por el contrario, la Escritura necesita de interpretación ya que frecuentemente utiliza el lenguaje figurativo y metafórico abierto a diferentes sentidos. Pero la interpretación que la Iglesia da a la Escritura clarifica el sentido escritural, y no hay necesidad de “una interpretación de la interpretación”, bajo pena de repetir indefinidamente el proceso.
Como regla general, el papel del Magisterio es interpretar los puntos de doctrina que aún no han sido clarificados por el Magisterio anterior. Así, Nicea I ofreció una clara enseñanza sobre la Segunda Persona de la Trinidad, y Nicea II, lejos de clarificar a Nicea I, se ocupó de otro dogma, sobre la Tercera Persona de la Trinidad.
El problema con el Magisterio post-conciliar es que trata de darle una buena interpretación al Vaticano II, eliminando una mala interpretación. Tómese como ejemplo el discurso de Benedicto XVI del 22 de diciembre de 2005:
«¿Por qué la recepción del Concilio, en muchas partes de la Iglesia, fue recibido con tanta dificultad? ¡Bueno! Todo depende de la sola interpretación del Concilio, o, como podemos decir hoy, de su correcta hermenéutica, de la clave adecuada de su lectura y la clave adecuada de su aplicación. Los problemas de la aceptación vinieron por la confrontación de dos hermenéuticas opuestas.»
Esto en sí mismo es prueba de que, lejos de clarificar la doctrina, el Concilio por lo menos la ha oscurecido. Esto pone en duda su misma naturaleza magisterial. Por tanto, es vano tomar al Vaticano II como el modelo o la norma, ya que podríamos no entender las enseñanzas del Magisterio anterior, que son claras por sí mismas, al seguir enseñanzas equivocadas. Iota Unum (#48) explica que el sólo hecho de que los teólogos más fieles a Roma traten de disculpar al Concilio por su ambigüedad, es signo de que sus enseñanzas no son correctas.

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