lunes, 10 de octubre de 2011

Una vida solitaria...

UNA VIDA SOLITARIA


Nació en una oscura aldea.
Hijo de una campecina.
Se crió en otra pequeña aldea donde trabajó de carpintero hasta los treinte años.
Después, durante tres años fue predicador itinerante.
Nunca escribió un libro.
Nunca tuvo un cargo público.
Nunca formó una familia ni fue dueño de una casa.
No fue a la Universidad.
Nunca visitó una gran ciudad.
 Nunca viajó lejos.
No hizo ninguna de las cosas que ordinariamente asociamos con grandeza.
No tuvo otra carta de presentación que a si mismo.
Tenía sólo treinta y tres años cuando la marea de oponión pública se volcó contra él.
Sus amigos se escaparon.
Fue entregado a sus enemigos que se burlaron de él
y lo sometieron a juicio.
Fue clavado en una cruz entre dos ladrones.
Mientras moría, sus verdugos sortearon entre sí su túnica, su única posesión en esta tierra.
Una vez muerto fue enterrado en una tumba prestada gracias a la compasión de un amigo.
Han pasado diecinueves siglos y todavía Él es la figura central de la Historia.
Todos los ejercitos que han marchado,
todas las armadas que han navegado,
todos los parlamentos que se han sentado,
y todos los reyes que han reinado, 
puestos juntos
no han afectado la vida del Hombre tanto
como esta sola Vida Solitaria.

 

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