UNA LLUVIA DE ROSAS
“Cuando nuestro predecesor, de venerada memoria, proclamó Patrona de las Misiones a una carmelita de Lisieux, no hizo más que mostrar con el dedo que Teresa Martin, a la que había de designar como “su estrella propia en el cielo” era una astro de mayor grandeza que brillaba en el seno de un firmamento magníficamente estrellado”. Así se expresaba el Papa Pío XII en su discurso durante la beatificación de Emilia de Vialer, el 19 de Junio de 1939.
LA OFRENDA AL AMOR DIVINO
En un capítulo de libro “La vía triunfal o la subida hacia Dios”, de Antoine Egret, el autor establece una justa comparación entre Santa Teresa del Niño Jesús y San Pío X, y subraya la importancia de la doctrina teresiana contra el jansenismo y el materialismo, veamos:“Aunque Teresita haya vivido su vida terrenal bajo Pío IX y León XIII, el carácter de su santidad la emparenta el reinado de Pío X. El gran Papa llamó a la vida eucarística a los niños desde sus primeros años, desde las primeras luces de la razón. Santa Teresita les mostró a los cristianos como elevarse, por medio de la infancia espiritual, a la más íntima unión con Dios en la grandeza y la gloria (…) San Pío X entendió, como Santa Teresita, la palabra de Jesús: “Si no se vuelven semejantes a esos pequeñuelos, no entrarán en el reino”. San Pío X fue el Papa de la infancia espiritual. Le permitió comulgar a los niños, entendiendo que aquel que está creciendo tiene necesidad de fortaleza, no solamente de la fortaleza dada por la oración, sino de la fortaleza dada por la Eucaristía”.
LA DOCTRINA TERESIANA SE OPONE AL SUBJETIVISMO
La vía de humildad que caracteriza la vida de Santa Teresita es sin duda una vía que va en contra de las tendencias anárquicas del subjetivismo. Es una condición determinante de la fecundidad de los santos que permite a la inteligencia conocer el orden de los verdaderos bienes y a la voluntad seguir sus esfuerzos a la luz plena de las certezas del espíritu.No ver en la humildad de Santa Teresita nada más que la despersonalización y, finalmente, la muerte de las potencias del hombre, es tener un espíritu naturalista.
La acción de Santa Teresita ha sido, y sigue siendo fecunda, porque ha sabido someterse a las leyes de la verdadera eficacia: no a la eficacia considerada desde el punto de vista de una vana exaltación del yo, ni tampoco a la eficacia considerada bajo el ángulo de un idealismo inconsistente.
La verdadera eficacia es la de los actos que encaminan a cada ser hacia su fin, en obediencia a las leyes del orden natural y sobrenatural para mayor gloria del Rey del Universo.
Una de las consecuencias inmediatas del subjetivismo en la acción es llevar a la pusilanimidad, pues los grandes esfuerzos no pueden ser inspirados más que por la certeza de estar en lo real, siendo Dios solo el inspirador.
Misterio de la “pequeña vía”. Mientras los grandes sueños del idealista llevan a la pusilanimidad (que es lo propio de las almas mediocres), la humildad de las pequeñas vías conduce, en cambio, a las vías reales de las grandes santidades. Desde el ejemplo de la Santísima Virgen, esa verdad se ha verificado con Santa Teresita y se ha verificado siempre.
LA DOCTRINA TERESIANA SE OPONE DIRECTAMENTE AL MATERIALISMO
“El materialismo niega a Dios y lo transforma en una especie de hombre gigantesco, de gigante humano, haciendo de Dios u hombre o un superhombre no más, hace del hombre una máquina, no un miembro del cuerpo místico, sino una rueda ínfima y sin valor dentro de la gran máquina universal. Para el hombre hay tres posibilidades: envilecerse hasta no ser más que un animal humano, enorgullecerse hasta creerse un superhombre, o reconociendo su debilidad y conociendo la omnipotencia divina, unirse a Dios, dejándose divinizar por la gracia. Pero la divinización es posible solamente si el hombre reconoce su debilidad; toda satisfacción empieza por una aceptación de la gracia y por un acto de humildad”.
LA DOCTRINA TERESIANA SE OPONE DIRECTAMENTE AL JANSENISMO
“Porque se funda sobre la confianza. Sabemos que Dios nos ama y que su amor será el águila que nos llevará. El jansenismo aprieta el alma en las bandeletas del temor, la sume en el aplastamiento de un orgullo con apariencia de humildad. El cristiano no debe ser menos humilde que los jansenistas, pero debe ser más confiado y saber que Dios lo ama bastante para elevarlo hasta Él (…) Desde el jansenismo el mundo ignoraba la bondad de Dios. Vivía en el temor a un castigo que no podía evitarse. Veía en Dios al Juez inexorable y, desesperando de la eternidad, quería por lo menos gozar de los placeres de la tierra. Santa Teresita curó a los hombres del temor de Dios (el temor servil). Confiada hasta la audacia en su bondad de Padre, corre hacia Él como hacia un Padre. Hasta su misma justicia aún le parece resplandeciente de bondad. “Audacia del niño, esperanza del niño que tiene ante sí, no a toda una larga vida humana de numerosos años, sino a una eternidad”
UNA LLUVIA DE ROSAS… SUS MILAGROS
“En el momento en que la habilidad de los hombres parece haber tenido éxito, al fundar un mundo materialmente feliz sin Dios, en el momento en que lo sobrenatural parece inútil, la carmelita de Lisieux ve la fragilidad de esa construcción, que no es más que un andamiaje d esta fachada que no tapa nada. Antes que los sabios y prudentes hayan percibido el mal, ella indica el remedio y recurre a los grandes medios, que son los medios espirituales. Primero como todos los santos que Dios quiere dar como ejemplo a su Iglesia, Santa Teresita multiplica los milagros. La lluvia de rosas empieza. La guerra de 1914 extenderá todavía más la acción de la “pequeña reina”, que es pequeña por cierto y como tal quiere permanecer, pero reina y triunfante. Hasta ahora se tenían tantos bienes, se gozaba de tal abundancia que no existía necesidad de rosas ni de espinas. Pero cuando la miseria se abatió sobre el país de Santa Teresita, debido a que ese país y no era más -en toda la dimensión que debía serlo- el país de Cristo, entonces hubo que pedir milagros, y Santa Teresita los multiplicó. Desde ahora nada parará al “huracán de gloria”. Lo que San Martín había hecho en vida, cuando emprendía por Cristo la conquista de su reino, la Santa lo hizo desde el cielo, para su reconquista. Su acción, en todos los actos de su vida, pronto se hizo sentir en aquellos a quienes protegía. Los hábiles, los sabios, los prudentes se desvanecían delante de la que se beatificaba el año en que hubiera tenido 50 años, que se canonizaba cuando hubiera tenido 52 años. Además de todo, ciegos obstinándose en su ceguera, los hombres se esfuerzan en edificar el nuevo mundo juntando fragmentos. Y un nuevo hundimiento da vuelta su obra. Entonces se ponen todas las causas desesperadas en los brazos de Santa Teresita. Rusia, como una bestia roja, se lanza sobre la civilización occidental. El Papa confía Rusia a Santa Teresita. México fusila a los católicos, que mueren aclamando a Cristo Rey. Francia cae aplastada tanto por su debilidad como por la fuerza de sus enemigos. Y Pío XII, en el peor momento de la guerra, confía Francia a Santa Teresita”Nuestro autor concluye con estas hermosas líneas, que serán también nuestra conclusión:
“Desde Santo Tomás de Aquino, ninguna vida difundió tal luz doctrinal, pues la doctrina se agrega al ejemplo. Santa Teresita ha mostrado mejor que cualquiera la verdadera Faz de Jesús, y más que cualquier otro, ha grabado esa Faz en las almas, tal como lo fue en el velo de la Verónica. La obra de Santo Tomás opera directamente sobre una élite, y ejerce influencia sobre todas las almas por medio de la acción de ésta élite sobre las muchedumbres. Por su parte, Santa Teresita se dirige directamente a todas las almas. Aún a las almas no cristianas, como Patrona de las Misiones. Todos pueden leer, comprender, amar la historia de su alma y por todas las almas (…) Encontrar a Santa Teresita es encontrar a María Santísima y a Jesús; seguir a Santa Teresita es seguir y unirse a la Virgen y a Cristo. Mientras Jesucristo revela al mundo las riquezas infinitas de su Sagrado Corazón, mientras desvela el Corazón de su Madre, da a todos, por Santa Teresita, un medio de alcanzar la inmensidad de amor contenido en el suyo y cubre con una misma ola el Corazón de la Santísima Virgen María, el corazón de Santa Teresita y todos los corazones de los hombres que aceptarán su amor”
FUENTE: IESUS CHRISTUS Nº 53
Leído en http://eccechristianus.wordpress.com
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