martes, 11 de junio de 2013

Evangelio del día (Calendario Tradicional) - 11 de junio de 2013

+ Continuación del Santo Evangelio según San Mateo (X, 16-22)

Biblia versión Nacar-Colunga


(16)  Os envío como ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas."
(17)  Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los sanedrines y en sus sinagogas os azotarán.
(18)  Seréis llevados a los gobernadores y reyes por amor de mí, para dar testimonio ante ellos y los gentiles.
(19)  Cuando os entreguen, no os preocupe cómo o qué hablaréis; porque se os dará en aquella hora lo que debéis decir."
(20)  No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hable en vosotros.
(21)  El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo, y se levantarán los hijos contra los padres y les darán muerte.
(22)  Seréis aborrecidos de todos por mi nombre; el que persevere hasta el fin, ése será salvo."
Laus tibi Christe

Biblia versión Jünemann
(16)  He aquí que yo os envío como ovejas en medio de lobos; sed pues, prudentes, como las serpientes y sencillos, como las palomas.
(17)  Y guardaos de los hombres; pues os entregarán en sanedrines y en sus sinagogas azotarános,
(18)  y así ante príncipes como reyes se os llevará, por causa mía, en testimonio para ellos y las gentes.
(19)  Y cuando os entregaren, no os solicitéis de cómo o qué hablar, pues se os dará en aquella hora qué habléis;
(20)  pues no vosotros sois los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que habla en vosotros.
(21)  Y entregará hermano a hermano a muerte y padre a hijo, y se levantarán juntos hijos contra padres y mataránles.
(22)  Y seréis odiados de todos por mi nombre; y el que perseverare hasta el fin, éste se salvará.

Biblia Vulgata (latín)
(16)  ecce ego mitto vos sicut oves in medio luporum estote ergo prudentes sicut serpentes et simplices sicut columbae
(17)  cavete autem ab hominibus tradent enim vos in conciliis et in synagogis suis flagellabunt vos
(18)  et ad praesides et ad reges ducemini propter me in testimonium illis et gentibus
(19)  cum autem tradent vos nolite cogitare quomodo aut quid loquamini dabitur enim vobis in illa hora quid loquamini
(20)  non enim vos estis qui loquimini sed Spiritus Patris vestri qui loquitur in vobis
(21)  tradet autem frater fratrem in mortem et pater filium et insurgent filii in parentes et morte eos adficient
(22)  et eritis odio omnibus propter nomen meum qui autem perseveraverit in finem hic salvus erit

   Comentario    
CATENA AUREA
 de
 Santo Tomás de Aquino
 
 Mateo 10:16-18  

"Mirad yo os envío como a ovejas en medio de los lobos; sed, pues, prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os harán comparecer en sus asambleas, y os azotarán en sus sinagogas: os conducirán a los gobernadores y a los reyes por causa mía, y para que sirváis de testimonio a ellos y a las naciones". (vv. 16-18)

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 33,1
Cristo, después de haber alejado de los Apóstoles todo género de preocupaciones y de haberlos armado con el brillo de sus milagros, les anunció con anticipación los males que les amenazaban. Lo hace así: primero para que aprendieran la virtud de su presciencia; en segundo lugar para que no sospecharan que los males que experimentaban eran resultado de la incapacidad del maestro; tercero, para que no quedasen ellos al sufrir esos males, admirados, como si dichos tormentos les acontecieran inopinadamente y fuera de lo que esperaban y finalmente, para que oyéndolo ahora no tuvieran miedo en los días de los tormentos. Les da en seguida las reglas para este combate, enviándolos desprovistos de todo y mandándoles exijan su alimento de aquellos a quienes evangelizan y no se para en esto, sino que pasa más adelante y les hace ver su poder con las palabras: "He aquí que yo os mando como a ovejas en medio de los lobos, etc". En estas palabras debemos considerar, que no los manda simplemente a donde están los lobos, sino en medio de los lobos. De esta manera, venciendo las ovejas a los lobos y existiendo en medio de ellos y no pereciendo a pesar de sus mordeduras, sino atrayéndolos a sí mismos, hace ver de un modo más claro su poder. Y ciertamente causa más admiración la transformación de sus mentes, que el hacerlas perecer. La dulzura, les dice, es lo que debéis desplegar en medio de los lobos.

San Gregorio, in Matthaeum, 17,4
Porque aquel que ejerce el ministerio de la predicación no debe hacer el mal, sino sufrirlo, a fin de aplacar con su mansedumbre el furor de aquellos que se ensañan con él y para que vean que a pesar de estar cubiertos de otras heridas, curan las de los pecadores. Si bien es cierto que en muchas ocasiones el celo por la justicia enciende en el apóstol la ira contra sus discípulos, esta ira debe tener origen en el amor y no en la crueldad y manifestar exteriormente la regla de disciplina: amad con amor paternal en el fondo de vuestros corazones a aquellos que castigáis exteriormente. Hay muchos, que en cuanto reciben el poder de gobernar, se muestran ansiosos de castigar a los que están a su cargo, hacen ver el terror del poder, quieren parecer dominadores, no se reconocen como verdaderos padres y cambian la humildad por el orgullo de dominar. Y aun cuando alguna vez se muestran bondadosos, interiormente arden en deseos de castigar. De éstos se dice: "Vienen a vosotros vestidos de ovejas; pero en su interior son lobos rapaces" (Mat_7:15). Es preciso no olvidar que es contra éstos, contra quienes somos enviados como a ovejas en medio de los lobos, a fin de que nos preservemos de la mordedura del mal, conservando el sentido de la inocencia.

San Jerónimo
Llama lobos a los escribas y fariseos, que eran los clérigos de la religión judía.

San Hilario, in Matthaeum, 10
También se llama lobos a todos aquellos que se habían de ensañar con un odio implacable contra los Apóstoles.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 33,1-2
El consuelo de todos los males lo tenían ellos en el poder de aquel que los enviaba, por eso les dijo lo primero de todo: "Mirad, yo os envío" que equivale a si dijera: No os asustéis porque os envíe en medio de los lobos; porque puedo yo hacer que no sufráis daño alguno y no sólo el que vosotros os mostréis superiores a los lobos, sino el que seáis más terribles que los leones. Y conviene que así suceda, porque de esta manera os haréis más ilustres y se extenderá más mi poder. En seguida, a fin de que ellos pusieran algo de su parte y no creyesen que serían coronados sin mérito alguno, añade: "Sed, pues, prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas".

San Jerónimo
A fin de evitar con la prudencia las emboscadas y con la sencillez el mal. Y pone por ejemplo a la serpiente, porque este animal, con objeto de defender su cabeza, donde tiene la vida, la oculta con todo su cuerpo; de la misma manera debemos nosotros proteger aun con peligro de todo nuestro cuerpo a nuestra cabeza, que es Cristo, esto es, debemos conservar pura y sin mancha nuestra fe.

Rábano
Acostumbra la serpiente a elegir, a fin de dejar su piel vieja, escondrijos estrechos, para que al pasar por ellos, el roce la despoje de su piel; de la misma manera deja el predicador al hombre viejo, pasando por el camino estrecho.

Remigio
Es una palabra hermosa aquella, por la que manda el Señor a los predicadores tener la astucia de la serpiente; porque el primer hombre fue engañado por la serpiente, que es como si dijera: Así como la serpiente fue astuta para perdernos, así debéis ser vosotros astutos para salvaros. Ella alabó al árbol, ensalzad vosotros la virtud de la Cruz.

San Hilario, in Matthaeum, 10
Ella atacó primero al sexo débil, lo engañó después por la esperanza y le prometió participar de la inmortalidad; así igualmente debéis vosotros (teniendo en cuenta la naturaleza y disposición de cada uno), emplear palabras prudentes y revelar la esperanza de los bienes eternos, para que lo que ella negó, lo anunciemos nosotros con toda verdad según la promesa del Señor (Mt 22), a saber: que los que tienen fe, serán semejantes a los ángeles.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 33,2
Así como para no ser heridos en cosas de importancia, conviene tener la astucia de la serpiente, así también cuando nos vemos precisados a sufrir cosas injustas, no debemos abrigar el deseo de la venganza, sino desplegar la sencillez de la paloma.

Remigio
Enlazó el Señor ambas cosas; porque la sencillez sin la prudencia puede ser engañada con facilidad y la prudencia, si no está suavizada por la sencillez, da origen a grandes peligros.

San Jerónimo
La figura de que se reviste el Espíritu Santo nos da a entender la sencillez de la paloma: por eso dice el Apóstol: "Sed pequeños en malicia" (1Cor 14).

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 33,2
¿Qué puede haber más duro que estos mandatos? Porque no basta sufrir los males, sino que es preciso no alterarse por ellos como hace la paloma. No se quita la ira con la ira sino con la dulzura.

Rábano
Las palabras: "Guardáos de los hombres", nos dan a entender de una manera clara, que los lobos de que se ha hablado arriba, son los hombres.

Glosa
Por eso es preciso que seáis como las serpientes, es decir, astutos; porque según ellos acostumbran, os prohibirán primero el que prediquéis en mi nombre, después si no hacéis caso, os azotarán y finalmente, os presentarán a los reyes y a los gobernadores.

San Hilario, in Matthaeum, 10
Los que intentan imponeros silencio o haceros cómplices.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 33,3
Causa admiración el que unos hombres, que jamás se habían separado del lago donde se ocupaban en pescar, no se marcharan inmediatamente que oyeron semejantes cosas. Pero esto no era efecto sólo de su valor, sino resultado de la sabiduría del Doctor, que puso el remedio a cada uno de los males. Por eso dice: "A causa mía"; porque no es pequeño el consuelo de sufrir por Cristo y el de no ser perseguidos como hombres malvados y perjudiciales. También les dice el motivo de sus persecuciones con aquellas palabras: "Para que les sirva de testimonio":

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 35
Es decir, para aquellos que quitaron la vida con las persecuciones, o que mientras vivieron no cambiaron de conducta, porque la muerte del justo edifica a los buenos y condena a los malos; por eso los elegidos ven en ella un ejemplo que les conduce a la vida, mientras los males perecen sin excusas.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 33,3
Esto les servía de consuelo, no porque desearan ellos el castigo de otros, sino porque tenían la convicción de que Cristo estaba con ellos y lo presenciaba todo.

San Hilario, in Matthaeum, 10
No solamente quita este testimonio a los perseguidores la excusa de haber ignorado a Dios, sino que abre el camino a las naciones para que crean en Cristo, predicado por la voz inflexible de los que le confesaban en medio de los tormentos; a esto se alude con la palabra "a las Naciones".

Mateo 10:19-20 

"Y cuando os entregaren, no penséis en el modo y en lo que habéis de hablar; porque os será dado en aquella hora lo que habéis de hablar: porque no sois vosotros los que habláis, sino que el Espíritu de vuestro Padre habla en vosotros". (vv. 19-20)

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 33,3
A los consuelos anteriores añade el Señor otro nuevo y no pequeño. Por si los Apóstoles decían: ¿Cómo es posible que nosotros podamos persuadir en medio de tales persecuciones?, les manda que no se preocupen con las respuestas y les dice: "No penséis, cuando os entregaren, en el modo de hablar y en lo que habéis de decir".

Remigio
Dos cosas les dice el Señor en estas palabras: el modo de hablar y lo que han de hablar. Lo primero, se refiere a la sagacidad y lo segundo, es propio de la palabra. Pero como El les había de dar las palabras que debían decir y el modo con que las habían de decir, resulta que los predicadores justos no debían preocuparse ni de los pensamientos ni de las palabras.

San Jerónimo
Cuando nosotros seamos conducidos, por la causa de Cristo, delante de los jueces, tan solamente debemos ofrecer nuestra voluntad a Cristo; por lo demás, el mismo Cristo que habita dentro de nosotros, hablará en nuestro favor y el Espíritu Santo nos asistirá con su gracia en las contestaciones.

San Hilario, in Matthaeum, 10
Porque nuestra fe regularizada por los preceptos divinos, nos enseñará lo que debemos responder: tenemos un ejemplo en Abraham, a quien (después de haberle exigido para el sacrificio a su hijo Isaac) no le faltó un carnero que sirviera de víctima (Gén 22). Y por esta razón sigue: "Porque no sois vosotros los que habláis", etc.

Remigio
Este es el sentido: Vosotros marcháis al combate; pero yo soy el que combato: vosotros decís las palabras; pero yo soy el que hablo: por eso dice San Pablo. "¿Es que vosotros queréis tener la experiencia de aquel que habla en mí, Cristo?" (2Co_13:3).

San Jerónimo
De esta manera los eleva a la dignidad de los profetas, que hablaron animados por el Espíritu de Dios:

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 33,5
Cuando el Señor dice aquí: "No os preocupéis con lo que habéis de hablar", estas palabras no están en oposición con las que dice en otro lugar: "Estad siempre preparados a satisfacer a los que os pregunten y a exponerles los motivos de vuestra esperanza" (1Pe_3:15). Porque cuando la lucha es entre amigos, debemos preocuparnos de lo que debemos decir; pero delante de un tribunal terrible y de una turba exaltada y cuando nos vemos rodeados de peligros por todas partes, Cristo nos da un auxilio, para que hablemos con confianza y para que no cedamos al miedo.
 
Mateo 10:21-22 

"Y el hermano entregará a su hermano, y el padre a su hijo, y los hijos se insurreccionarán contra sus padres, y los harán morir; y os tendrán odio todos los hombres, a causa de mi nombre; mas el que perseverare hasta el fin, ése será salvo". (vv. 21-22)


Glosa
Después de haber expuesto los consuelos, les propone a continuación los peligros más graves, diciéndoles: "Y el hermano entregará a su hermano y el padre a su hijo y los hijos se levantarán contra los padres, etcétera".

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 35,3
Son menores los tormentos que experimentamos, cuando provienen de los extraños, que los que sufrimos cuando proceden de aquellos que creíamos nos tenían cariño y buena voluntad; porque en este segundo caso, los tormentos del cuerpo se unen a la pena de haber perdido el cariño.

San Jerónimo
Acontece esto con frecuencia en las persecuciones, porque no hay en ellas cariño entre los que profesan diferente fe.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 33,3
Añade en seguida lo más horrible de todo, diciendo: "Y a vosotros os tendrán odio todos los hombres"; porque se empeñarán en arrojaros de todas partes, como si fuerais enemigos del género humano. Pero en seguida los consuela con las palabras "a causa de mi nombre" y con aquellas otras: "El que perseverare hasta el fin, será salvo". Dice hasta el fin, porque acostumbran muchos a tener mucho fervor al principio y luego decaen completamente; porque ¿qué utilidad se saca de las semillas que dan flores al principio y después se secan? Por esta razón les exige una perseverancia suficiente.

San Jerónimo
No consiste la virtud en principiar, sino en concluir.

Remigio
Y no se da el premio a los que principian, sino a los que perseveran.

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 33,5
A fin de que nadie pueda decir: Que todo lo hizo Cristo en los Apóstoles y que nada tiene de particular el que ellos hicieran tales cosas, puesto que ninguna incomodidad sufrieron, les dice, que tenían necesidad de perseverar. Porque, si bien es cierto que habían salido bien de los primeros peligros, aun tenían reservados otros mayores y después vendrían otros nuevos y no tendrían durante su vida momento alguno sin estar rodeados de emboscadas: y esto es lo que les da a entender, aunque de una manera oculta, por las palabras "El que perseverare hasta el fin, será salvo".

Remigio
Esto es, aquel que no abandonare los preceptos de la fe y no desfalleciere en las persecuciones, será salvo; porque recibirá el reino de los cielos como premio de las persecuciones de los hombres. Y es de notar, que la palabra fin no siempre significa conclusión, sino perfección, conforme con aquellas palabras: "El fin es Cristo" (Rom_10:4), de donde resulta, que las anteriores palabras pueden tener el siguiente sentido: El que perseverare hasta el fin, esto es, en Cristo.

San Agustín, de civitate Dei, 21,25
Porque perseverar en Cristo, es perseverar en su fe, en aquella fe que se realiza por la caridad (Gál 5).

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