martes, 16 de noviembre de 2010

Encuentro Martes 16 de noviembre - Santo Tomás de Aquino: Voluntad y Entendimiento

Título: Comentarios Eleison CLXXIV: ¡Esfuércese Más!
Autor: Mons. Richard Nelson Williamson


.
.

Por Mons. Richard Nelson Williamson
.

.

Un amigo que no es católico y que conozco desde hace más de 50 años, me dijo recientemente: “¡Cómo lo envidio a usted y a su certeza!” Con esto quiso decirme que él desearía poder creer de la forma en que los católicos creen, pero siente que no puede, estuve tentado a contestarle: “¡Esfuércese más!”, sin embargo, en las circunstancias en que nos encontrábamos, me quedé callado.
Sin embargo, mientras que el creer es un acto de la mente y no de la voluntad, si la mente humana cree las verdades sobrenaturales de la Fe, las cuales se encuentran intrínsecamente por sobre las capacidades naturales, la mente no necesitará ser impulsada por la voluntad. Por lo tanto, mientras que las creencias sobrenaturales no pertenecen a los actos de la voluntad, no es posible creer sin un acto de voluntad. “Nadie cree en contra de su voluntad”, dice San Agustín. Esta es la razón por la que el “esfuércese más” se refiere a la voluntad, como un mero consejo para alguien cuya mente no cree, no es tan irracional como parece. Al mismo tiempo, si las creencias hacia las cuales estamos empujando nuestra voluntad son objetivamente ciertas, este consejo tendrá como resultado un pensamiento deseoso, lleno de esperanza.
Sin embargo, en primer lugar, si un hombre verdaderamente se maravilla con la certeza de los creyentes católicos, tal hombre debería aplicar su mente al estudio de la certeza de las creencias católicas. Estas creencias podían estar sobre la razón humana, pero nunca contra ella, ¿cómo podrían estarlo?, ¿cómo podría Dios ser el creador de nuestro humano raciocinio y al mismo imponerle creencias que se burlen de éste? De ser cierto lo anterior, sería contradictorio. Santo Tomás de Aquino, en su “Suma Teológica”, constantemente nos muestra las formas en que la fe y la razón son muy distintas, pero se encuentran en perfecta armonía una con otra.
Entonces, ante esto, lo que la humana razón y mi amigo deben hacer es construir una rampa natural hacia la Fe sobrenatural, estudiando por completo, por ejemplo, los argumentos que demuestran la existencia de Dios, la divinidad del hombre Jesucristo y su divina institución, la Iglesia católica romana. Estos argumentos se encuentran dentro de los límites de la razón natural, mientras la voluntad no se oponga a ellos, ya que una mente dispersa nunca reconocerá la verdad aunque la tenga frente a ella. La voluntad debe desear la realidad objetiva, de lo contrario, la mente nunca encontrará la verdad. La verdad, para nosotros los hombres, reside en la conformidad de nuestras mentes con la realidad objetiva.
Una vez que un hombre ha hecho todo lo que está a su alcance, y dispone su voluntad para comprender la veracidad de la Fe, él todavía no tendrá la fe sobrenatural, la cual es un don de Dios. Sin embargo, ¿cómo podría Dios exigir de nosotros que creamos (bajo pena de eterna condenación – Marcos XVI,16) y negarse a dar el don de la fe a un alma que ha hecho todo lo que está bajo su alcance -sinceramente- para preparase a recibir tal don, especialmente si, habiendo hecho lo razonablemente posible, humildemente le pido este don mediante la oración? Él resiste a los orgullosos, pero otorga sus dones a los humildes (Santiago IV,6), y deja que lo encuentren aquellos quienes lo buscan con un corazón recto (Deut. IV,29; Jer. XXIX,13; Lam. II,25 y muchos otros versículos del Antiguo Testamento).
Estimado amigo, lea y pida. La certeza será suya con mayor probabilidad si se esfuerza.

No hay comentarios.: