lunes, 20 de diciembre de 2010

Fuera de la Iglesia Católica Apostólica Romana no hay salvación

«Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos»
El Papa Inocencio III en el año 1208 impone a los valdenses una confesión de fe:
“Creemos de todo corazón y profesamos con nuestros labios una sola Iglesia, no la de los herejes, sino la santa Iglesia Romana, católica y apostólica, fuera de la cual creemos que nadie puede salvarse”
Cuarto concilio Lateranense en el año 1215 en contra de los albigenses define:
“Y hay una sola Iglesia universal de los fieles, fuera de la cual no se salva absolutamente nadie”
El Papa Bonifacio VIII, en su bula Unam Sactam en el año 1302 escribe:
“Por imperativo de la fe estamos obligados a creer y sostener que hay una santa Iglesia católica y apostólica. Nosotros la creemos firmemente y abiertamente la confesamos. Fuera de ella no hay salvación ni remisión de los pecados”
“Por consiguiente, declaramos, afirmamos, definimos y pronunciamos que el someterse al Romano Pontífice es a toda creatura humana absolutamente necesario para la salvación”
El Concilio de Florencia en el año 1442 en su decreto para los Jacobitas (profesión de fe para la reconciliación de varios grupos monofisitas) reitera:
“(La Iglesia romana) cree firmemente, confiesa y predica que ninguno que esté fuera de la Iglesia católica, no sólo pagano, sino aún judío o hereje o cismático, podrá alcanzar la vida eterna; por el contrario, que irán al fuego eterno que está preparado para el diablo y sus ángeles, a menos que antes de morir sean agregados a ella…Y que por muchas limosnas que haga, aunque derrame su sangre por Cristo, nadie puede salvarse sino permaneciese en el seno y en la unidad de la Iglesia Católica”
El Papa Pío IV, en su bula Iniunctum nobis conocida como la Profesión de fe del Concilio de Trento (año 1564) vuelve a repetir:
“…esta verdadera fe católica fuera de la cual nadie puede salvarse”
El Papa Pío IX, en su alocución Singulari quadam año 1854:
“Hemos de admitir por la fe que nadie puede salvarse fuera de la Iglesia Apostólica Romana; que ella es la única arca de salvación; quien no entrare en ella, perecerá en el diluvio”
El mismo Papa Pio IX en su encíclica Quanto conficiamur moerore año 1863:
“Bien conocido es también el dogma católico, a saber, que nadie puede salvarse fuera de la Iglesia Católica”

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